Delicia auditiva

domingo, 29 de noviembre de 2009

Huellas de barro que borra el tiempo.
























Una mañana fría de diciembre, me desperté con las legañas típicas de cada día, con la tos seca que me caracteriza y, como siempre, más solo imposible.
Tras varios intentos, no conseguí alegrarme y salir un rato a dar una paseo, tan simple como eso.
Pero, sin embargo, apareció un viejo, sí, un sabio, por así decirlo.

-Le pregunté: oye, ¿ qué deduces que es el tiempo?

-Me contestó: niñato, ¿ no tienes nada mejor que hacer?.

Y la verdad...no, no tenía nada mejor que hacer.
Entonces, el cascarabias, me dijo: - mira, chaval. El tiempo es sencillo, es inexorable, pasa y punto. No es necesario calentarse más la cabeza.
Pero yo quería saber más...algo guardaba ese viejo anciano.

Se alteró, me contestó chillando y dijo cláramente en alta voz: -el tiempo me consume, el tiempo te consume, borra huellas de barro que dejaron mis, y tus pisadas, en cada uno de los lugares, sean muchos o pocos, los cuales has llegado a conocer.
El tiempo borra el amor pero no hace que desaparezca del todo, siempre quedan pequeños indicios, resquicios, dolores de amor. Ama por siempre, si no te quieres, quiere a otros, quiere a otra, es posible, pero si fallas...luego no busques hombro en el que llorar, pues nadie se pondrá por propia voluntad a acariciar tus lágrimas.

Sorprendido, fue ahí cuando supe cual sería mi mentalidad futura.

Gracias.



Búscame en mi mundo,
que no pienso faltarte,
o búscame en tu mundo,
que no pienso estar para siempre.
Aprendí que las buenas cosas
sólo son instantes
que delante de una vida no antepones,
y se pierden...*


Réal.