Contraste fosforito.

Se está acabando otro día, uno de esos en que piso la calle de camino a la universidad, vuelvo a mi casa, me encierro entre estas cuatro paredes que me colapsan, y no hago otra cosa que arrancarme una neurona tras otra, intentando valorarme...no me sale bien, o eso creo.
Al principio no era fácil, tampoco excesivamente complicado, incluso daba morbo pensar que mi vida era pésima, unos estudios que salían a flote, un futuro que prosperaba de cada vez más, pero un corazón que saqué del pecho hacía tiempo y dejé en esa esquina tirado, esperando que volviera a latir de vez en cuando.
A día de hoy lo sigo mirando, no se mueve, supongo que será por la falta de fuerzas, o por la falta de vida.
Después, todo se volvió más maravilloso, amigos, cine, chicas, vicio, drogas, mala vida, pero al fin y al cabo...sonrisas.
Ahora, todo está neutro, pasivo, me importa poco todo, me quiero y me odio, es lo que tiene ser yo. No sabría explicar nada que gire en torno a mi persona, no sé verdaderamente el por qué. No es que no me conozca, tal vez es que me conozco demasiado y me colapso, me influyo por mí mismo y me agobio, en caída libre al vacío.
Pero bueno...al fin y al cabo estoy menos solo de lo que quiero, me gustaría estarlo más, tal vez sea inconsciente por pensarlo, tal vez me equivoque al meditarlo pero al final de todo, la soledad es la única que jamás te abandona, así que, prefiero apostar por ella, no suele fallarme...*

Réal...*

No veo más allá
de lo que tapan tus manos,
las caricias por tu pecho
fueron besos en los labios.
No es tu nombre,
ni tu pelo,
son las cartas que mis manos
escribieron un " te quiero"
sin quererte las deshago.
Amo el amor porque sí,
sin más explicaciones,
sin abusos de libertad.
Amo cada parte de tu piel,
mátame pensando en él
y olvídate de mi ansiedad.


Un saludo.