
Volvió el frío de Diciembre. La gente se pasea, acaba el trabajo, el colegio, y la Universidad. Pronto volverá a ser fecha de sonrisas sin fin, ¿verdad?.
Mi realidad no sé si es como la de muchos, intuyo que sí, te la explico:
antes, de pequeño y de no tan pequeño, tenía ganas de que llegasen estas fechas porque, no sé, era un crío ilusionado con sus regalos y su familia unida, más tarde la ilusión de los regalos fue desvaneciéndose para dar paso a la ilusión de regalar a los más pequeñajos de la familia. Posteriormente, en esa etapa transitoria de cambios de ilusiones, cada 25 de Diciembre, 7 de Enero, y fechas señaladas como fin de año, compartí mi vida, mis días y todo lo vinculante a mí, con, sin duda, lo mejor que he tenido en ésta vida.
Pasando de página, volvió el frío de Diciembre, echando en falta el calor que anhelé siempre. Ahora, me paseo por las calles a solas, viendo las hojas por el suelo de árboles sin ganas, viendo a la gente en pareja, en familia, sonrientes, alegrando sus almas. Me gustaría tener eso, no es que no quiera, ni que no pueda, tal vez el velo de ésta beda se esté haciendo demasiado extenso. Pero...de momento, paseo por largas calles, color sepia, viendo hojas marchitadas, por el suelo sin ganas de nada.
Réal...*
Busco el mejor momento
para salir de ésta cárcel.
Ya no envidio a nadie,
plasmo mi vida en papel.
No voy a darte tiempo,
que por eso ya pasé.
Familia, sangre y odio
forman parte de mi ser.
Que ya me condené, sí,
que lo volvería a hacer,
pues son lágrimas por vidas
que se pudren a tus pies.
Así que, caeremos todos,
es el modo más sencillo
para decir que éste desgaste
no lo va a arreglar ni Dios.
Un abrazo.
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