Delicia auditiva

miércoles, 2 de diciembre de 2009

No te odio, te valoro demasiado poco.





Empecé a pensar que yo era menos que nadie.
Empecé a creerme algo que no era, almenos no del todo. El caso trataba de que cuando estás triste, todo importa poco, todo es raro y turbio.
Necesito un buen trago de alcohol.
Recapitulo, hoy me siento igual que hace mucho tiempo, con nuevas vivencias, un agujero en el pecho del alcohol ingerido por el mero hecho de intentar pasar página. También tengo un cerebro hecho añicos, será también por el alcohol, por estudiar, por intentar mirar al techo sin nada en que pensar. Me siento imbécil.
¿Sabes esas veces en que las cuatro paredes de tu cuarto te comen porque no tienes nada que hacer, nadie que te mime, un par de porros en la mesita de noche, nada que estudiar, y música "apuntapala" para escuchar?, pues si lo sabes, así son la mayoría de mis momentos.
Odié a la gente que me falló, odié a los que pensé que lo harían y luego me sorprendieron, se lo merecían. Odio a los que me fallan, amo a los que odio, total...no soy un rencoroso y prefiero pasar los episodios.
En conclusión, prefiero estar solo, solito, solo, que mal acompañado.

Réal...*

Sé lo que quiero,
sé lo que pierdo,
sé lo que anhelo,
sé que sé hacerlo.
Doy toda mi vida,
para todo,
para nada,
aprovecho una caída
para empezar otra jugada.
Los días son sólo eso,
caerte y salir ileso,
el corazón travieso,
apenas me soporta,
será que me odia,
será que se porta,
o será que una novia
todo y nada me aporta...*


Un saluuudo.

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