
Me duele la cabeza y me parece que es por ella, la botella.
Hace tiempo que le escribo a un corazón de ojalata, de ceniza, de madera en pleno auge del fuego más intenso. La verdad es que no me parezco demasiado al que fui anteriormente, me asemejo más a lo que siempre odié. Me sobran dedos, demasiados, para contar a los amigos que de verdad creo que merecen la pena, me sobran demasiados. Estoy perdiendo el tiempo contando mi vida al igual que pierdo el tiempo no contándola. Para ser sincero, os puedo contar todo sin haberos contado nada en realidad, algo complejo. Supongo que será química y no física eso de sentirse raro, sentir que tienes cosas en común conmigo pero aún así me das de lado...no sé, quisiera ser otro, quisiera ser yo, de todas formas, sigo siendo el mismo que fui, con pequeños matices del pasado, del presente, del futuro, es decir, un inconsciente, un ignorante por no saber arreglar los pedacitos de este corazón que se rompió una vez, y al no tenerlo recompuesto, no pudo volver a hacer nada en absoluto por volver a sentir brotes de sangre, sentimientos que emerjan desde otro corazón ajeno, ya sabes...que me digas que me quieres y decirte que te quiero.
Réal...*
Comenzó como todo comienzo,
aferrándose al principio,
acabó como empezó,
con una sonrisa y un adiós.
Tengo paciencia de litio,
me sobran watios de ilusión,
por no ser ni lo que soy,
por no saber ni lo que siento,
siento ser siempre el perdedor.
Acabó como al principio,
acabó como temí,
inocencia desde niño,
inocencia que perdí.
Un abrazo.
Me ha encantado leerlo, sé como hablas y e lo he imaginado como si estubieras diciendolo por el micro, como cuando hablabamos. Es un poco flipada la mia, pero cuando se conoce al autor de un texto, es difícil no pensar en como lo leería.
ResponderEliminarEn fin, me encanta por lo profundo que es y lo directo que es.